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Desde la mitad del mundo nace la tierra de cal, hogar milenario de la tribu de los Calas-Calas. Calacalí queda a 17 km al norte de la ciudad de Quito y es la puerta de entrada a la reserva de biosfera del Chocó Andino.

“Hablar de la hermosa parroquia de Calacalí nos tomaría mucho tiempo, sus anécdotas, sus tradiciones, su cultura y arte, sus bellos paisajes que han inspirado a más de un pintor y poeta, somos orgullosos de ser la tierra donde nació la señora de la canción Doña María Carlota Jaramillo Jaramillo”, dijo el vecino calacaleño Víctor Quishpe.

Esta parroquia eclesiástica fue fundada en 1572, por el Obispo Federico González Suárez. A este lugar le debemos la construcción de la ciudad, según el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de Calacalí, porque de la zona denominada “Chaupizacha” salió la materia prima para las edificaciones que se realizaron en Quito durante la época hispánica.

Calacalí destaca por su riqueza natural. La Reserva Geobotánica del Pululahua, que significa “nube de agua”, alberga 2.200 especies endémicas, dentro del cráter del volcán del mismo nombre. Allí, los turistas pueden recorrer con sus bicicletas, hacer canopy, senderismo, y por las noches, disfrutar del cielo estrellado con una fogata.



 

Incluso, en el pueblo, los atardeceres son azules con tintes morados en las nubes en el cielo. “El pueblito lindo, Calacalí sin filtros”, dijo el vecino Miguel Flores, mientras publicaba una foto del cielo en su visita a la parroquia.

Lugares increíbles como la reserva de Yunguilla

Además, la tierra de cal cuenta con la reserva del Bosque Nublado de Yunguilla. El lugar sobresale por ser uno de los pocos espacios donde los mineros de carbón decidieron dejar su labor para desarrollar el turismo comunitario sustentable. Los habitantes están orgullosos de ser una de las pocas comunidades en el país que desarrollan esta actividad.

 

 

 

El sol brilla todos los días en el Monumento de la Mitad del Mundo; la Cruz de Piedra, tallada en 1649; la iglesia, construida en 1820, contiene a un Cristo del maestro Caspicara; entre otras maravillas turísticas. 

También, en la zona puede encontrarse el “Chaguarmishqui”, bebida hecha del penco azul, consumida desde la época de los pueblos originarios.