El Ecuador es el primer productor de cacao fino. El 60% del mundo disfruta de un chocolate con nuestras raíces. Los cacaoteros del Chocó Andino, en toda su historia, nunca han sido tocados por el frío; por eso, entregan sabores irrepetibles.
“El chocolate del Chocó Andino es especial porque tiene un sabor a frutas y a flores muy intenso, que lo diferencia del resto del mundo. A eso súmele que fue cultivado en el paralelo 0°, es decir, nunca sufrió de procesos de congelamiento y sobrevivió la gran mayoría de las plantas”, señala José Valdivieso, director ejecutivo de la fundación Conservación y Desarrollo.
El cultivo del cacao en la finca “Mashpi Shungo” es amigable con el medio ambiente. Alejandra Arcos, dirigente de Mashpi Chocolate Artesanal, explicó que el éxito del sabor de su producto es asociar la planta con otras especies, de esa forma, incrementan la calidad y evitan el monocultivo, cuidando de esta manera la naturaleza. El chocolate, premiado nacional e internacionalmente, fue creado “con base a lo que nos da la naturaleza”.
“Nuestro chocolate viene de lo que nos dicta la naturaleza. No respondemos a una necesidad del mercado porque pensamos que, justamente, ese es el problema actual de la humanidad”, dijo Arcos para un medio digital.
Por otra parte, la hacienda Río Alambi menciona que el éxito de su producción de café y cacao, apetecida en Estados Unidos, es parte de su responsabilidad con el ambiente. En consecuencia, cuidan las fuentes de agua y por cada hectárea de cacao plantada, preservan dos de bosque primario.
La mezcla de la planta con otras especies permite que, en una hectárea, produzcan 35 variedades de cacao fino de aroma. Algunos sabores son cítricos, florales y frutales.
Según Valdivieso, en el Chocó Andino hay árboles que superan los 100 años. La producción del cacao da empleo a más de 2 000 personas en las parroquias rurales.